El sulfato de hierro, también conocido como sulfato ferroso o férrico , es una sal derivada del ácido sulfúrico.
Se encuentra en forma de cristales verdes azulados (ferroso) o amarillos (férrico), y puede venderse en forma sólida, líquida o como polvo soluble.
Estos son sus principales usos:
- En la agricultura.
Como fertilizante para corregir la clorosis férrica, que es una deficiencia de hierro en plantas que se manifiesta por hojas amarillas con nervaduras verdes. El sulfato de hierro corrige rápidamente esta deficiencia, especialmente en cultivos como cítricos, vid, olivo y hortícolas.
Mejora del pH en suelos alcalinos: ayuda a acidificar suelos con pH elevado, favoreciendo la disponibilidad de nutrientes para las plantas. - Aplicaciones en tratamiento de agua.
Coagulante para purificación: se utiliza para eliminar sólidos suspendidos y materia orgánica. Su capacidad coagulante mejora la calidad del agua potable y de procesos industriales.
Eliminación de fosfatos: controla el crecimiento de algas en aguas residuales al reducir el contenido de fosfatos. - Industria farmacéutica y suplementos.
Tratamiento de anemia ferropénica: en humanos, el sulfato ferroso es uno de los tratamientos más recetados para combatir la anemia causada por deficiencia de hierro. - Uso en tintes y pigmentos.
Fabricación de tintes naturales y sintéticos: es usado en la industria textil y de tintas para crear tonalidades oscuras, especialmente en combinación con taninos naturales.
Y estos son sus principales beneficios:
- Económico y accesible: una de sus mayores ventajas es su bajo costo en comparación con otras fuentes de hierro.
- Alta eficacia como corrector de carencias: su absorción rápida y efecto visible en pocas semanas lo hacen una solución ideal para suelos y cultivos deficientes.
- Versatilidad en múltiples sectores: desde granjas hasta industrias químicas, su versatilidad lo convierte en un insumo indispensable.
